Dentro de las metodologías ágiles, hay una especialmente que ha alcanzado mucha popularidad. Nos referimos al sistema scrum, una forma de lograr proyectos ágiles con desarrollo incremental. Gracias a sus iteraciones y sprints, un producto se desarrolla con la mayor productividad posible y evitando todos los obstáculos que se presentan en el proceso.
En este artículo te contamos todo lo que debes saber sobre el sistema scrum. Te hablamos de los sprints, de los roles que hay dentro de cada proyecto y de cuáles son los beneficios que se consiguen con esta metodología ágil. Si lo quieres saber todo sobre scrum, continúa leyendo.
El sistema scrum es un conjunto de técnicas pensadas para potenciar el trabajo en equipo. El término scrum se toma prestado del argot del rugby y se refiere al aprendizaje a través de las experiencias, la autoogranización al enfrentarse a un obstáculo y la evaluación de los resultados para seguir perfeccionando el trabajo.
Scrum es un método que puede aplicarse en la mayoría de los trabajos que requieran la participación de más de una persona, es decir, en trabajos en equipo. Cuando se han creado los diferentes grupos, se reparte una lista de tareas ordenadas por prioridad. Los tiempos de entrega quedan divididos por varios ciclos que, en su conjunto, suelen representar una semana completa.
El objetivo del sistema scrum es muy claro: hacer que los equipos de trabajo, gracias a pequeñas acciones, potencien al máximo su productividad. De esta manera, consideramos que scrum es una metodología ágil que basa su funcionamiento en el desarrollo incremental de un plan. O lo que es lo mismo, el equipo trabaja en pequeñas tareas que, finalmente, forman un proyecto ágil y completo.
Ahora que ya conoces a qué nos referimos exactamente con scrum, es el momento de definir algunos conceptos que se derivan de esta metodología ágil. El primero de ellos es el sprint. Cuando utilizamos este término dentro del contexto del sistema scrum, nos referimos al ciclo de ejecución de cada tarea.
El conjunto de todos los sprints forman un proyecto completo. Cada uno de ellos tiene un objetivo muy claro y se debe terminar en un corto espacio de tiempo. El margen para finalizar un ciclo de desarrollo puede variar dependiendo de la tarea. Es posible que un sprint dure una semana, dos, tres o incluso cuatro. No obstante, no debería demorarse mucho más.
El sprint comienza durante la reunión de planificación, cuando las tareas del proyecto ágil quedan asignadas. En ese momento se deben responder dos preguntas básicas. Por un lado, qué se va a entregar y, por el otro, cómo se debe llevar a cabo el trabajo.
Una vez ha comenzado el sprint, hay algunas condiciones que no deben incumplirse. Por ejemplo, durante la ejecución de un sprint no pueden producirse cambios que pongan en peligro el objetivo. Tampoco debería sacrificarse la calidad de trabajo. El encargado del producto y el equipo de desarrollo trabajan hombro a hombro para ajustar los detalles de cada ciclo según el aprendizaje adquirido. Esto puede llevar a que el proyecto se redefina en algún momento.
En la metodología ágil que estamos analizando, scrum, existen tres roles bien diferenciados. En primer lugar, el Product Owner, que es quien tiene una visión general de todo el proyecto, hace las indicaciones oportunas al equipo y se encarga de que el trabajo sea exitoso con el menor número de inconvenientes posibles. Además, cuenta con un historial del producto.
En segundo lugar, nos encontramos con el Scrum Master, un perfil clave dentro de la gestión del proyecto. ¿Por qué? Porque ayuda al dueño del producto a tomar la decisión correcta, teniendo en cuenta lo que espera del proyecto. De igual forma, coordina al equipo en sus tareas, evita obstáculos y se encarga de definir la prioridad de las tareas.
Por último, el rol más general: el equipo. Son los que llevan a cabo los ciclos o sprints y se encargan de llevar a cabo las tareas. Para ellos es imprescindible estar al tanto de los tiempos del proyecto y son lo que entregarán las tareas.
Después de lo que hemos analizado, quizá ya hayas podido entrever algunos de los beneficios de la metodología scrum. Pero, si no es así, aquí van algunos de los más importantes.
A medida que se van realizando sprints, el equipo saca conclusiones y aprende de su trabajo. Los siguientes bloques se efectúan tomando en cuenta la experiencia adquirida en las tareas anteriores.
Definir una fecha de entrega es mucho más fácil y acertado con la metodología scrum. Cada iteración logra segmentar los objetivos y el margen de error es menor. Así, el proyecto se lleva a cabo según la planificación inicial, sin cambios en la fecha de entrega.
Los ciclos o sprints hacen que la verdadera magnitud del proyecto salga a relucir. Este hecho tiene, además, algunos beneficios colaterales, como la facilidad de gestión o la identificación sencilla de los posibles contratiempos.
Todos los actores se implican gracias a scrum. Sin importar si son colaboradores, clientes o proveedores, todos ellos tienen su responsabilidad dentro del proyecto. Además, al trabajar mediante sprints, la autonomía es mayor.
El sistema scrum aporta transparencia gracias a las reuniones diarias y la buena comunicación entre todo el equipo. Eso permite que el desarrollo del producto se realice de forma más controlada por los responsables.
El sistema scrum es una valiosa herramienta para que las empresas logren sus objetivos con mayor eficacia y en un menor tiempo. El desarrollo de un producto se lleva a cabo gracias a pequeños ciclos que no duran más de un mes. Esto tiene beneficios importantes a la hora de completar un gran proyecto, tal y como hemos visto en este artículo. Gracias a una lista de objetivos bien definida, a un equipo capaz de adaptarse a los problemas y a los roles, el sistema scrum es uno de las mejores si se busca llevar a cabo proyectos ágiles.
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