La arquitectura de microservicios es un cambio de paradigma en el desarrollo de software. Por norma general, los programas siempre han estado formados por distintos procesos que conforman un conjunto integral. Todos ellos conviven atados unos con otros, sin embargo esto dificulta la ampliación o la escalabilidad del software. Para las empresas dicha situación es un verdadero problema, sobre todo cuando deben hacer cambios en sus aplicaciones y desean implementarlos cuanto antes.
Para poner fin a esa situación, los desarrolladores han empezado a utilizar la arquitectura de microservicios, una técnica que ya te adelantamos que tiene muchas virtudes. ¿Qué es exactamente? ¿Qué ventajas tiene? En este artículo te contamos todo lo que debes saber sobre la MSA, o arquitectura de microservicios. Además, la enfrentamos brevemente con la arquitectura monolítica para que puedas apreciar las diferencias.
La arquitectura de microservicios es una técnica empleada en el desarrollo de software para construir aplicaciones. Si has estado buscando acerca de este concepto, probablemente te has topado con las siglas MSA, que se utilizan por la expresión en inglés Micro Services Architecture.
La principal característica de la MSA es la descentralización de los servicios dentro de un programa. Cada uno de ellos se ejecuta en su propio proceso y se comunica con el resto gracias a API de recursos HTTP. Cada uno de los servicios es el encargado de dar vida a un aspecto del aplicativo. Al ser independientes, los servicios pueden estar desarrollados en distintos lenguajes de programación. Incluso es posible que empleen diferentes tecnologías para almacenar datos.
Esto contrasta fuertemente con la arquitectura más tradicional empleada en el desarrollo de software, llamada comúnmente arquitectura monolítica, que es la solución empleada históricamente a la hora de crear aplicaciones. En este caso, todos los recursos se alojan en un único servidor. Asimismo, los módulos, encargados de atender las distintas áreas del programa, conviven juntos. Cada uno de ellos depende del resto.
En resumen, la arquitectura de microservicios rompe con un modelo menos eficiente y ágil. Con todo lo que hemos expuesto hasta ahora, ya debes saber qué es la MSA o Micro Services Architecture. Con lo que hemos explicado, además, habrás podido intuir algunas de las ventajas de aplicar técnicas descentralizadas como la arquitectura de microservicios. Sin embargo, permítenos que profundicemos un poco más en esta cuestión.
Las ventajas de la arquitectura de microservicios, Micro Services Architecture o, simplemente, MSA son diversas. En los siguientes apartados te hablamos de algunas de ellas y te contamos qué efecto positivo pueden tener dentro de una empresa.
La principal virtud de la arquitectura de microservicios es que es modular. Esto significa que cada uno de los servicios del software se puede construir de forma independiente. Además una vez que ya están funcionando, los servicios utilizan su propio proceso. Como consecuencia, si uno deja de funcionar el resto podrá seguir operando con normalidad. De esta manera, se minimiza la afectación de las posibles incidencias en los usuarios y se evitan pérdidas de productividad.
El punto anterior, la modularidad, da lugar al resto de las ventajas de la MSA. Y una de ellas es que utilizar esta técnica permite disfrutar de software más escalable. Gracias a que cada servicio actúa de manera aislada, es mucho más simple ampliar sus capacidades. Como ya hemos comentado, si el proceso de ampliación deriva en algún fallo, ninguno de los servicios adicionales se verá afectado.
Si escalar un programa basado en microservicios es sencillo, el desarrollo de software también lo será. De esta manera, en el momento en el que sea necesario implementar una solución de software, la empresa podrá contar con él lo antes posible. Con este tipo de construcción modular, el despliegue de un aplicativo se realiza de manera más ágil. Eso nos lleva, precisamente, al siguiente punto.
¿Por qué el desarrollo de software con MSA es versátil y ágil? En primer lugar, porque admite el uso de distintos lenguajes de programación y tecnologías variadas en cada módulo, permitiendo usar en cada caso el más conveniente. En segundo lugar, esta arquitectura es compatible con la inclusión de funcionalidades desarrolladas por terceros, evitando que se deban crear desde cero.
Las ventajas mencionadas hasta ahora seguro que han encendido una bombilla en tu cabeza. Cuando hablamos de agilidad, versatilidad, una mayor escalabilidad y un desarrollo de software rápido también hablamos de una inversión de recursos menor. Sí, con la MSA se logra una implementación de aplicativos con un menor coste. Pero no solo durante el proceso de despliegue de los servicios. También se ahorra en mantenimiento. No es necesario modificar toda la estructura del programa. Eso permite que solo se actúe en el módulo donde deben aplicarse los cambios o el mantenimiento. De esta manera, los recursos, tanto en costes como en tiempo, se aprovechan mejor.
Finalmente, te hablamos de la rapidez en los cambios. Las necesidades de los negocios y las compañías son variables. Ha quedado claro que utilizar una arquitectura no modular permite implementar soluciones de forma más ágil, completa y versátil. Y eso también sucede a la hora de hacer cambios. Como solo hay que modificar un módulo y no intervenir todo el programa, es más viable cambiar su funcionamiento en un menor tiempo. Así, cuando una empresa tiene nuevas necesidades, obtiene las herramientas necesarias de una forma más rápida.
Ya hemos analizado todas las ventajas que supone apostar por la arquitectura de microservicios. Habrás podido comprobar que es un cambio importante en el mundo del desarrollo de software. Un cambio, por cierto, muy necesario. La rapidez con la que se pueden aplicar modificaciones en un programa permite a las empresas adaptarse rápidamente a cualquier contratiempo o circunstancia. Todo eso se traduce en una mayor eficiencia, productividad y competitividad. Que la arquitectura de microservicios se impone como tendencia ya nadie lo puede negar.
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